24.7.08

Ayer volví a Valparaíso después de cuatro meses. Me di vueltas por la casa de Pablo Neruda. Recorrí los cerros del puerto bajo un cielo nublado, recorrí los versos del poeta que habitan las casas de colores. Me fumé un cigarro, deleitándome con la vista del puerto, del mar infinito, de los cerros multicolores... recorrí la Avenida Alemania, esa que atraviesa cada cerro de Valparaíso.
Escuchaba temas de Led Zeppelin. Una mezcla rara, pero agradable. Luego bajé de los cerros. Llegué hasta Condell, hasta donde se suele disfrutar de una extasiante chorrillana sobre un mantel rayado de recuerdos hasta más no poder, bajo un petardo antiguo, rodeada de turistas y gente desconocida que deja su marca donde puede, en los estantes, en las ventanas, en servilletas de papel... y yo absorvía ese momento único mientras escuchaba el clásico "La Joya del Pacífico", interpretada por un tipo de gorro extraño, de camisa roja y pantalones gastados, así como su cara, que es aplaudido por los comensales, ganando una que otra moneda antes de irse a descansar, entonces se vuelve a poner play al dvd, para que sonara Gloria Estefan, aún más raro, de esas cosas que encuentro inconcebibles porque sí, así como ver una película gringa traducida al español. Desagradable, es que pierde toda gracia.
La chorrillana se multiplicó por tres. Culpable, pero delicioso gusto que me dí. De postre, un paseo por la Plaza de la Victoria, por la calle Pedro Montt, hasta llegar al Parque Italia, al frente, el cine, con largas filas de gente que quería ver la última película de Heath Ledger, Batman el Caballero de la Noche.
A esas alturas ya me estaba convenciendo de cuánto extraño Valparaíso, sus calles, su ambiente, caminar y que no te reconozca nadie, tomar una micro y pasear, sin destino.

2 comentarios:

richo dijo...

Valpo la lleva !!!

Chocolate dijo...

Me encantó tu relato sobre el paseo por valparaiso, yo tb disfruto de subir el cerro, caminar y disfrutar de la tranquilidad, de la gente y de observar todo sin parar tratando de llenarme de todo aquello, no se para que, supongo porque no hay nada como la belleza y extrañeza de esa ciudad...
Saludos!